sábado, 17 de agosto de 2013

Plaza del Obelisco




Un 8 de mayo de 1930, el presidente de la República, Pío Romero Bosque, en compañía de los presidentes de los otros órganos del Estado y personalidades del ámbito político, social y económico de la época, visitaron la ciudad de San Miguel para participar en un acto histórico.


Ese día se conmemoraban los 400 años de la fundación de la Perla de Oriente y había que celebrarlo en grande. Para ello inauguraron el obelisco, una estructura de más de 20 metros de altura, en forma de pilastra. De sección cuadrada, con cuatro caras trapezoidales iguales, ligeramente convergentes, rematado superiormente en una pequeña punta denominada piramidón.
En uno de sus frentes estaba el escudo de El Salvador y más abajo una placa con las fechas 1530-1930, seguida de otra placa de mármol labrado donde se explica que el monumento es para conmemorar el cuarto centenario de San Miguel.
Aunque la inauguración del obelisco ya era un acontecimiento sin precedentes, lo que más causó sensación entre las personas que llegaron al lugar fue un acto especial donde se enterró una cápsula de tiempo que contenía objetos representativos de la fecha.
Esta cápsula sería abierta 100 años después, justo para el aniversario 500 de la fundación de la ciudad, es decir, el 8 de mayo de 2030.

“La cápsula era un recipiente de metal en forma de bala de cañón, que contenía papel moneda y billetes de diferentes denominaciones, además de un acta de la celebración del cuarto centenario, así como periódicos y revistas de la época”, relató el historiador migueleño Sarbelio Campos.
Campos asegura que el obelisco se colocó en uno de los lugares más visitados de San Miguel, ya que el predio donde se erigió el monumento quedaba enfrente de la estación del ferrocarril, entre la 6.ª y la 8.ª avenida sur, con la 15.ª calle poniente. Este lugar era el punto de entrada y salida de cientos de personas que visitaban diariamente la ciudad.


El parque


Desde entonces, el parque donde permanecen el monumento y la cápsula del tiempo se le conoció con el nombre de Plaza del Obelisco, aunque su verdadero nombre es Plaza Capitán Luis de Moscoso, quien fue el fundador de la ciudad de San Miguel.

Y aunque durante varias décadas el lugar era muy visitado y reconocido por todos los migueleños y otras personas que utilizaban el tren, con el paso del tiempo el sitio pasó a ser un parque más, frecuentado apenas por los vecinos de los barrios y colonias aledañas.
María Felipa Chirino, de 70 años, recordó que cuando era joven solía visitar el parque y en más de alguna ocasión escuchó a personas mayores comentar la historia de la construcción del obelisco y su famosa cápsula del tiempo.

Hace menos de un año, la plaza del obelisco volvió a la fama, ya que el alcalde Wilfredo Salgado utilizó una esquina del parque para montar una placa al que le puso el nombre de Monumento Amigos de Israel.
El día en que inauguró la placa, el jefe municipal recordó la historia del obelisco y de su famoso tesoro escondido. Salgado dijo, además, que le gustaría ser una de las personas que desentierre la cápsula que guarda con celo fragmentos de la historia reciente del país y que son muestra fiel de la evolución que ha experimentado la ciudad más grande e importante de la zona oriental, afirmó.



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